Alberto Cortez
Qué
suerte he tenido de nacer,
Para
estrechar la mano de un amigo
Y poder
asistir como testigo
Al
milagro de cada amanecer.
Qué
suerte he tenido de nacer,
Para
tener la opción de la balanza,
Sopesar
la derrota y la esperanza
Con la
gloria y el miedo de caer.
Qué
suerte he tenido de nacer,
Para
entender que el honesto y el perverso
Son
dueños por igual del universo
Aunque
tengan distinto parecer.
Qué
suerte he tenido de nacer,
Para
callar cuando habla el que más sabe,
Aprender
a escuchar, ésa es la clave,
Si se
tiene intenciones de saber.
Qué
suerte he tenido de nacer,
Y lo
digo sin falsos triunfalismos,
La
victoria total, la de uno mismo,
Se
concreta en el ser y en el no ser.
Qué
suerte he tenido de nacer,
Para
cantarle a la gente y a la rosa
Y al
perro y al amor y a cualquier cosa
Que
pueda el sentimiento recoger.
Qué
suerte he tenido de nacer,
Para
tener acceso a la fortuna
De ser
río en lugar de ser laguna,
De ser
lluvia en lugar de ver llover.
Qué
suerte he tenido de nacer,
Para
comer a conciencia la manzana,
Sin el
miedo ancestral a la sotana
Ni a la
venganza final de Lucifer.
Pero sé,
bien que sé...
Que
algún día también me moriré.
Si ahora
vivo contento con mi suerte,
Sabe
Dios qué pensaré cuando mi muerte,
Cuál
será en la agonía mi balance, no lo sé,
Nunca
estuve en ese trance.
Pero sé,
bien que sé...
Que en
mi viaje final escucharé
El
ambiguo tañir de las campanas
Saludando
mi adiós, y otra mañana
Y otra
voz, como yo, con otro acento,
Cantará
a los cuatro vientos...
Qué
suerte he tenido de nacer.
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